Playas salvajes de la Costa Blanca: rincones secretos para el retiro
La Costa Blanca es una región conocida por sus resorts, extensas playas de arena y su suave clima mediterráneo. Pero más allá de las playas urbanas más populares se encuentra un mundo completamente diferente: calas tranquilas, acantilados escarpados sumergidos en aguas turquesas, senderos que conducen a rincones deshabitados donde solo se escucha el murmullo del mar. Estos playas salvajes permiten descubrir la Costa Blanca tal como era antes de la llegada del turismo masivo. Es una costa libre, intacta por los paseos de cemento, con aguas de increíble transparencia y una naturaleza que sumerge por completo en la atmósfera del retiro.
Las playas salvajes de la Costa Blanca no son solo lugares hermosos. Son una experiencia que permite sentir la libertad, la calma y la energía del Mediterráneo. A veces hay que recorrer senderos escarpados o bajar por escaleras, y en ocasiones dejar el coche a cierta distancia y continuar a pie. Pero precisamente estas pequeñas dificultades generan un placer especial: cuanto más lejos del bullicio urbano, más se percibe la magia de las calas naturales.
En este artículo se recopilan las playas salvajes más impresionantes, clasificadas por tipo: calas escondidas, senderos de difícil acceso, playas sin infraestructura, reservas naturales y zonas rocosas. Son lugares a los que se va no por servicios, sino por la sensación de aislamiento, libertad y conexión con la naturaleza. Explicaremos cómo llegar, qué esperar y por qué cada playa es única. Todas las ubicaciones incluyen enlaces de Google Maps para facilitar la planificación del viaje a los viajeros.
Calas salvajes del norte de la Costa Blanca
La parte norte de la costa, entre Altea, Calpe, Moraira y Jávea, es conocida por sus acantilados, macizos montañosos y calas pintorescas. Aquí se esconden numerosas playas pequeñas, con casi ninguna infraestructura y aguas de excepcional transparencia. Estos lugares son muy apreciados por fotógrafos, practicantes de snorkel y viajeros que buscan tranquilidad. Llegar no siempre es fácil, pero la recompensa es un aislamiento total y vistas increíbles.
Cala del Racó (Calpe)

Google Maps: ver en el mapa
Aunque Cala del Racó se encuentra cerca del bullicioso paseo marítimo de Calpe, permanece sorprendentemente tranquila gracias a su fondo rocoso y la ausencia de amplias zonas de arena. Es una pequeña cala al pie del Peñón de Ifach, el símbolo natural más conocido de la ciudad. El agua es tan transparente que se puede ver el fondo a varios metros de distancia, y los peces se acercan directamente a la orilla. Es uno de los mejores lugares para practicar snorkel en la región.
La entrada al agua es rocosa, por lo que se recomienda calzado acuático. Pero precisamente gracias a las piedras, el mar se mantiene limpio y tranquilo. Cala del Racó es ideal para quienes desean pasar unas horas en soledad, disfrutando del paisaje del peñón y del sonido de las olas. Casi no hay infraestructura, lo que añade aún más encanto al lugar.
Cala Barraca / Portitxol (Jávea)

Google Maps: ver en el mapa
Una de las playas salvajes más fotogénicas y queridas. Casas de pescadores blancas, agua turquesa, pequeñas embarcaciones y la panorámica del peñón Barraca crean una escena que recuerda a las islas griegas. La playa es rocosa, pero muy limpia y acogedora. A lo largo de la orilla hay antiguas casas de pescadores, elementos tradicionales de la arquitectura que otorgan un encanto especial al lugar.
Es popular entre quienes buscan belleza natural sin multitudes. En temporada alta llegan más turistas, pero Barraca sigue siendo tranquila comparada con las playas urbanas. Se llega por una carretera estrecha, tras la cual hay que caminar un poco. En verano, el estacionamiento es limitado para preservar la zona natural.
Cala Llebeig (Benitachell / Moraira)

Google Maps: ver en el mapa
Cala Llebeig es una pequeña cala escondida, accesible únicamente a pie. El sendero comienza en la zona de Moraira o Benitachell y recorre acantilados ofreciendo vistas espectaculares del mar. Llebeig es el lugar perfecto para quienes buscan aislamiento casi total. No hay infraestructura, senderos ni restaurantes: solo piedras, agua turquesa y silencio.
Se llega por la ruta SL-CV 50, considerada una de las más bellas de la costa. No es difícil, pero requiere calzado cómodo. La recompensa es una pequeña cala donde se pueden pasar varias horas disfrutando de la calma absoluta. El fondo es limpio y profundo, ideal para el snorkel.
Playas rocosas y aisladas para amantes de la tranquilidad
Las playas rocosas son la carta de presentación del norte de la Costa Blanca. Aquí el mar es especialmente transparente, ya que la ausencia de arena mantiene el agua limpia incluso con oleaje. Estas playas raramente son visitadas por turistas con niños, por lo que la atmósfera se mantiene tranquila, madura y reflexiva. La gente viene aquí por la calma, los baños de sol, la meditación, el snorkel y, por supuesto, por la sensación de completa unión con la naturaleza.
Cala Tango (Jávea)

Google Maps: ver en el mapa
Cala Tango es una pequeña cala rocosa junto al cabo San Antonio. No se puede considerar de fácil acceso: parte del sendero atraviesa rocas y a veces tras tormentas el acceso se restringe. Pero precisamente esto la hace un lugar tan secreto. La playa es diminuta, pero increíblemente hermosa: agua de intenso color turquesa, formaciones rocosas submarinas y algunos tramos de placas lisas donde tomar el sol.
Desde Cala Tango se aprecia una magnífica vista del noreste de la costa. Casi siempre está tranquila, salvo en raros días de viento. Es ideal para quienes buscan aislamiento. Rara vez llegan grupos ruidosos o turistas con niños; la mayoría de visitantes son quienes valoran la calma, la naturaleza y largas horas de tranquilidad junto al mar.
Cala La Solsida (Altea)

Google Maps: ver en el mapa
Una de las playas menos conocidas en la zona de Altea, escondida entre altos acantilados y áreas boscosas. El camino atraviesa pequeños senderos y al final hay que descender por zonas rocosas. Pero al pie se abre una cala tranquila, amplia y resguardada del viento, con casi ningún visitante.
No hay ruido, infraestructura ni restaurantes: solo mar, piedras y silencio. Cala Solsida también es conocida como playa elegida por naturistas, pero gracias a su privacidad y amplitud, cada visitante puede encontrar su rincón aislado. La transparencia del agua es impresionante, con visibilidad de 15–20 metros, lo que la hace ideal para el snorkel.
Cala del Metge (El Campello)

Google Maps: ver en el mapa
Esta pequeña cala rocosa es casi desconocida para los turistas, ya que se encuentra alejada de los paseos marítimos y zonas residenciales. Solo se puede acceder a pie por senderos naturales. Las rocas planas crean “tumbonas” naturales, y el agua permanece transparente incluso en días ventosos.
Es un lugar ideal para meditar, leer o descansar lejos de la gente. Absolutamente silencioso, porque pocos llegan hasta aquí: no hay playa como tal, solo plataformas rocosas. Pero precisamente este formato atrae a los amantes de la naturaleza salvaje. Si se llega por la mañana, se pueden pasar varias horas completamente solos, una oportunidad rara incluso en temporada alta.
Playas de difícil acceso: senderos, serpentinas y vistas
Algunas playas salvajes de la Costa Blanca están tan escondidas entre los acantilados que solo se puede llegar a ellas caminando. Pero gracias a esto permanecen intactas y tranquilas. Los viajeros dispuestos a recorrer un par de kilómetros por los senderos son recompensados con vistas increíbles, total aislamiento y la sensación de naturaleza virgen.
Cala Granadella (parte de trekking)
Playas salvajes de la Costa Blanca: rincones secretos para el aislamiento
La Costa Blanca es una región conocida por sus resorts, largas playas de arena y su suave clima mediterráneo. Pero más allá de las playas urbanas populares, se esconde un mundo completamente diferente: calas tranquilas, acantilados que se sumergen en aguas turquesa, senderos que conducen a lugares deshabitados donde solo se escucha el sonido del mar. Estas playas salvajes permiten descubrir la Costa Blanca tal como era antes de la llegada del turismo masivo. Una costa libre, sin paseos de cemento, con aguas increíblemente transparentes y una naturaleza que sumerge completamente en la sensación de aislamiento.
Las playas salvajes de la Costa Blanca no son solo lugares bonitos. Son experiencias que permiten sentir libertad, silencio y la energía del Mediterráneo. A veces hay que recorrer senderos empinados o bajar por escaleras, y en ocasiones estacionar el coche a cierta distancia y continuar a pie. Pero estas pequeñas dificultades son las que hacen que la experiencia sea especial: cuanto más lejos del ruido urbano, más se percibe la magia de las calas naturales.
En este artículo se recopilan las playas salvajes más impresionantes, clasificadas por tipo: calas escondidas, senderos de difícil acceso, playas sin infraestructura, reservas naturales y zonas rocosas. Son lugares a los que se va no por servicios, sino por la sensación de aislamiento, libertad y cercanía con la naturaleza. Se indica cómo llegar, qué esperar y por qué cada playa es única. Todas las ubicaciones incluyen enlaces a Google Maps para facilitar la planificación del viaje.
Calas salvajes del norte de la Costa Blanca
La parte norte de la costa, entre Altea, Calpe, Moraira y Jávea, es conocida por sus acantilados, montañas y calas pintorescas. Aquí se esconden muchas pequeñas playas sin apenas infraestructura y con aguas de una transparencia excepcional. Estos lugares son apreciados por fotógrafos, aficionados al snorkel y viajeros que buscan tranquilidad. Llegar no siempre es fácil, pero la recompensa es un aislamiento total y vistas impresionantes.
Cala del Racó (Calpe)

Google Maps: ver en el mapa
Aunque Cala del Racó está cerca del animado paseo de Calpe, permanece sorprendentemente tranquila gracias a su lecho rocoso y a la ausencia de extensas zonas de arena. Es una pequeña cala al pie del Peñón de Ifach, el símbolo natural más famoso de la ciudad. El agua es tan transparente que se ve el fondo a varios metros y los peces se acercan a la orilla. Es uno de los mejores lugares para practicar snorkel en la región.
El acceso al agua es rocoso, por lo que se recomienda calzado acuático. Pero gracias a estas piedras, el mar permanece limpio y calmado. Cala del Racó es ideal para quienes desean pasar unas horas en soledad, disfrutando del paisaje y del sonido de las olas. La ausencia de infraestructura hace que el lugar sea aún más especial.
Cala Barraca / Portitxol (Jávea)

Google Maps: ver en el mapa
Una de las playas salvajes más fotogénicas y queridas. Casas de pescadores blancas, agua turquesa, pequeñas embarcaciones y la panorámica del Peñón Barraca crean una estampa que recuerda a las islas griegas. La playa es rocosa, pero muy limpia y acogedora. A lo largo de la orilla se encuentran antiguas casas de pescadores, elementos tradicionales que aportan un encanto especial.
El lugar es popular entre quienes buscan belleza natural sin el bullicio de las playas urbanas. En temporada alta llegan más turistas, pero Barraca sigue siendo tranquila en comparación con otras playas de la ciudad. Se accede por una carretera estrecha y luego es necesario caminar un poco. En verano, el estacionamiento es limitado para preservar la zona natural.
Cala Llebeig (Benitachell / Moraira)

Google Maps: ver en el mapa
Cala Llebeig es una pequeña cala escondida, accesible únicamente a pie. El sendero comienza en Moraira o Benitachell y discurre a lo largo de los acantilados, ofreciendo vistas espectaculares del mar. Llebeig es ideal para quienes desean un aislamiento casi total. No hay infraestructura, caminos ni restaurantes: solo rocas, agua turquesa y silencio.
Se accede por la ruta SL-CV 50, uno de los senderos costeros más bonitos de la región. No es complicado, pero requiere calzado cómodo. La recompensa es una pequeña cala donde pasar horas disfrutando de la tranquilidad absoluta. El fondo marino es limpio y profundo, perfecto para practicar snorkel.
Playas rocosas y aisladas para amantes del silencio
Las playas rocosas son un sello del norte de la Costa Blanca. El mar aquí es especialmente transparente, ya que la ausencia de arena mantiene el agua limpia incluso con oleaje. Estas playas rara vez son visitadas por familias con niños, manteniendo un ambiente sereno y reflexivo. La gente viene a disfrutar del silencio, tomar el sol, meditar, hacer snorkel y, sobre todo, experimentar la unión completa con la naturaleza.
Cala Tango (Jávea)

Google Maps: ver en el mapa
Cala Tango es una pequeña cala rocosa cerca del cabo San Antonio. No se puede considerar de fácil acceso: parte del sendero pasa por piedras y tras tormentas el acceso puede estar restringido. Esto la convierte en un lugar secreto. La playa es diminuta pero espectacular: agua turquesa intensa, rocas submarinas y pequeñas placas de piedra para tomar el sol.
Desde Cala Tango se disfruta de una vista magnífica del noreste de la costa. Casi siempre está tranquila, salvo en días de viento fuerte. Es ideal para quienes buscan aislamiento. Rara vez llegan grupos ruidosos o familias con niños; principalmente la visitan quienes valoran el silencio, la naturaleza y largas horas de tranquilidad junto al mar.
Cala La Solsida (Altea)

Google Maps: ver en el mapa
Una de las playas menos conocidas de Altea, escondida entre altos acantilados y zonas boscosas. El camino incluye pequeños senderos y al final hay que descender por zonas rocosas. Pero a pie de playa se encuentra una cala tranquila y amplia, protegida del viento, con casi ninguna presencia humana.
No hay ruido, infraestructura ni restaurantes; solo mar, piedras y silencio. Cala Solsida también es apreciada por naturistas, pero su amplitud permite que cada visitante encuentre un rincón privado. La transparencia del agua es sorprendente: la visibilidad alcanza entre 15 y 20 metros, ideal para snorkel.
Cala del Metge (El Campello)

Google Maps: ver en el mapa
Esta pequeña cala rocosa es prácticamente desconocida para los turistas, ubicada lejos de los paseos y áreas residenciales. El acceso es solo a pie por senderos naturales. Las piedras crean “tumbonas” naturales y el agua se mantiene transparente incluso en días ventosos.
Es un lugar perfecto para meditar, leer o relajarse lejos de la gente. Absolutamente silencioso, ya que rara vez alguien llega: no hay playa como tal, solo plataformas rocosas planas. Este formato atrae a los amantes de la naturaleza. Llegando temprano se puede disfrutar de horas de completa soledad, incluso en temporada alta.
Playas de difícil acceso: senderos, serpenteos y vistas
Algunas playas salvajes de la Costa Blanca se encuentran tan escondidas entre rocas que solo se puede llegar a pie. Esta dificultad garantiza que permanezcan intactas y tranquilas. Los viajeros dispuestos a caminar varios kilómetros por senderos reciben recompensas: vistas increíbles, aislamiento total y la sensación de naturaleza virgen.
Cala Granadella (zona de trekking)

Google Maps: ver en el mapa
Aunque la cala Granadella es conocida y popular, los verdaderos lugares aislados se encuentran más allá de la zona principal. Caminando un poco por el sendero GR-92 se descubren pequeños rincones rocosos junto al agua a los que casi nadie llega. No hay gente, tumbonas ni bares ruidosos: solo mar y rocas. Granadella destaca por su agua azul profundo, que contrasta con los blancos acantilados de piedra caliza.
El camino a estos rincones no es difícil, pero requiere atención, especialmente en verano, cuando las piedras se calientan. La mejor hora para visitar es por la mañana o al atardecer. Más adelante, se alcanza uno de los tramos más bonitos del GR-92, con panorámicas del mar, los acantilados y la cala desde la altura.
Cala Moraig – Cova dels Arcs

Google Maps: ver en el mapa
Cala Moraig es famosa por su increíble belleza, pero sus rincones escondidos, especialmente la Cova dels Arcs, son poco conocidos. Se trata de un arco natural de piedra con salida al mar, donde el agua brilla con un intenso tono turquesa. El acceso es por un sendero de piedra desde el aparcamiento principal de la cala. Las rocas tienen una estructura particular que crea juegos de luz espectaculares.
Este lugar atrae a fotógrafos, yoguis, artistas y viajeros en busca de inspiración. El mar en la Cova dels Arcs puede estar agitado, por lo que el descenso requiere precaución. En días tranquilos, es un paraíso para el snorkel: se observan galerías submarinas, grietas y colonias de peces. Pocos turistas llegan aquí debido a la dificultad del acceso.
Cala del Xarco (Villajoyosa)

Google Maps: ver en el mapa
Esta cala es conocida principalmente por la antigua torre de vigilancia sobre la roca, pero más abajo se encuentra una playa salvaje que raramente visitan los viajeros. El camino es estrecho y los últimos metros se recorren a pie. Abajo se encuentra una playa rocosa tranquila con agua cristalina y vistas impresionantes a la torre.
La playa Xarco es perfecta para un descanso aislado y para hacer snorkel. Se puede disfrutar de completa soledad, especialmente por la mañana. El agua es muy transparente y la costa no es adecuada para familias con niños, por lo que la mayoría de turistas prefieren playas más cómodas. Esto convierte a Xarco en una joya secreta.
Playas sin infraestructura ni civilización
Si quieres sentir la verdadera España salvaje, dirígete a playas sin nada: sin bares, tumbonas, baños ni gente. Solo naturaleza, el sonido del mar y silencio. Estas playas no son para todos, pero para quienes buscan aislamiento y libertad, se convierten en los mejores lugares del viaje.
Playa del Carabassí (zona salvaje)

Google Maps: ver en el mapa
Playa Carabassí es conocida por sus dunas y su reserva natural, pero la mayoría de turistas se queda en la zona con infraestructura. Caminando hacia los pasarelas peatonales se llega a la zona completamente salvaje. No hay construcciones, grupos ruidosos ni restaurantes: solo una larga línea de arena, dunas y mar.
El atardecer aquí es espectacular: el horizonte se tiñe de tonos rosados y dorados, y las suaves dunas crean una sensación de absoluta tranquilidad. Este tramo suele ser elegido por naturistas, pero gracias a su extensión, cada visitante puede encontrar su rincón aislado. El viento puede intensificarse, pero eso aumenta la sensación de libertad. Mejor hora: mañana y atardecer.
Playa de la Solsida (zona salvaje)

Google Maps: ver en el mapa
La parte más alejada de Solsida es completamente salvaje. Para llegar hay que recorrer senderos estrechos a lo largo de los acantilados. El camino es a veces complicado, pero al final se abren vistas increíbles al mar. Casi no hay gente, incluso en verano. La costa rocosa, las planchas de piedra, el aroma de los pinos y la ausencia total de infraestructura hacen del lugar un sitio perfecto para meditar y estar en soledad.
Se recomienda llevar agua, comida, alfombrillas, calzado adecuado y protección solar. El snorkel es especialmente interesante por la claridad del agua y la variedad del fondo marino.
Reservas naturales y zonas protegidas
Existen varias áreas naturales en la Costa Blanca donde la naturaleza salvaje se conserva prácticamente intacta. La construcción está estrictamente limitada y el acceso puede ser difícil. Estas zonas son ideales para quienes buscan no solo playa, sino un contacto profundo con la naturaleza. Las playas pueden ser pequeñas, rocosas, a veces con entradas complicadas al agua, pero la atmósfera es única.
Parc Natural del Montgó – plataformas costeras escondidas
Google Maps: ver en el mapa
El cabo San Antonio y la zona adyacente del Parc Natural del Montgó esconden numerosas plataformas rocosas donde se puede descender por senderos estrechos entre el bosque. Técnicamente no se consideran playas, pero para los amantes de la costa salvaje son ideales. Se puede descansar en rocas planas, escuchar el mar y admirar las vistas de los acantilados. Las plataformas están a distintas alturas respecto al agua, permitiendo elegir según la fuerza de las olas.
No hay gente, ni infraestructura, a veces ni cobertura móvil. La inmersión completa en la naturaleza convierte esta zona en uno de los mejores rincones de la costa salvaje. La visitan quienes buscan soledad, aire fresco y vistas intactas.
Sierra Helada – zonas salvajes a lo largo del sendero

Google Maps: ver en el mapa
El Parc Natural de la Sierra Helada, entre Benidorm y Albir, ofrece no solo miradores famosos, sino también tramos rocosos ocultos junto al mar. Los descensos son empinados y poco señalizados, por lo que requieren precaución. La recompensa son vistas impresionantes, silencio y ausencia total de gente.
El agua es muy transparente gracias a la profundidad y al fondo rocoso. Ocasionalmente llegan pequeñas embarcaciones para snorkel, pero en tierra casi nunca hay visitantes. No hay playas como tal, solo terrazas y plataformas rocosas, perfectas para quienes buscan aislamiento y naturaleza virgen.
Punta Negra (Altea)
Punta Negra es un tramo pequeño de costa salvaje cerca de Altea, donde las rocas forman pequeñas “bolsas” junto al agua. Estos rincones recuerdan a piscinas naturales protegidas de las olas. Casi nunca hay gente porque el acceso es complicado: hay que caminar sobre rocas y buscar descensos adecuados. Para los amantes de la naturaleza es un lugar ideal.
Se ven gaviotas y peces que se acercan a la orilla. En verano el agua se calienta rápidamente gracias a las piedras. Es uno de los lugares más aislados de Altea, pero relativamente cercano a la civilización. Combina accesibilidad con sensación de naturaleza salvaje.
Consejos para visitar playas salvajes
Visitar playas salvajes es una experiencia maravillosa, pero requiere preparación. A diferencia de las playas urbanas, aquí no hay servicios, socorristas ni bares. Es fundamental respetar la seguridad y estar listo para disfrutar del contacto con la naturaleza en lugar de la comodidad.
Lleve agua suficiente
No hay fuentes ni tiendas. En verano se recomienda llevar al menos 1,5–2 litros por persona, especialmente si incluye senderos y ascensos.
Calzado adecuado
La mayoría de las playas son rocosas o con bajadas complicadas. Calzado de trekking y/o acuático protege de cortes y piedras resbaladizas.
Considere el clima
Viento y oleaje afectan el confort. Con viento del este, el mar se agita y algunas calas pueden ser peligrosas. Verifique pronóstico y prefiera la mañana.
Protección solar
No hay sombra. Crema SPF 50, gorra y ropa ligera ayudan a evitar quemaduras. Las piedras se calientan rápido, por lo que conviene alternar descanso y baño.
Respete la naturaleza
Las zonas naturales son frágiles: no dañe plantas ni deje basura. Evite fogatas y no destruya formaciones rocosas. La limpieza mantiene las playas salvajes.
Cuidado si va solo/a
Informe a alguien de su ruta. Algunos senderos pierden cobertura y los descensos son difíciles. Precaución y atención son clave.
Conclusión
Las playas salvajes de la Costa Blanca son un regalo para quienes buscan la naturaleza en su estado puro. Permiten relajarse, escuchar el mar, sentir el aroma de los pinos y alejarse del ritmo urbano. Desde plataformas rocosas hasta dunas de arena, desde senderos escondidos hasta espacios abiertos, la Costa Blanca ofrece experiencias inolvidables y momentos de completo aislamiento.
Para quienes desean escapar de playas abarrotadas y calles ruidosas, estas zonas muestran la verdadera belleza mediterránea: libre, cálida, tranquila e inspiradora. Ya sea una cala rocosa, un largo tramo de arena o un sendero escondido entre pinos, la Costa Blanca garantiza momentos de privacidad y conexión con la naturaleza.